domingo, 12 de junio de 2016

Hoy te extraño...

Tómame de la mano, aférrame fuerte y camina conmigo, porque la luz de tu mirada es el faro que alumbra mis pies... Y como una ilusa sigo pensando que aún me abrazas mientras duermo, que me escuchas cuando te hablo desde acá tan lejos de tu voz, tan lejos de tu cuerpo, sigo pensando en ese adiós que nunca te di, en esas caricias que hoy limpian mis lágrimas, esas mismas lágrimas que me ahogan y no me dejan seguir. Sigo hablando contigo mientras duermo, sigo volando hacia donde estás, sigo abrazándote en silencio, imaginándote tan cerca, otra vez.

Sigo deseando ese último segundo, cuando tus ojos color café irradiaban momentos, palabras, que ahora sólo escucho cuando te pienso, una película de recuerdos se me viene a la cabeza, y mis ojos se inundan de mares, que al caer dejan tu nombre en el vacío... Estando tan lejos te siento tan cerca, tan dentro de mi ser, o tal vez, sólo tengo la esperanza de volver a sentirte... No logro entender cómo te dejé ir, cuando te fuiste, y por qué no vuelves.

¡Cómo desearía tenerte un segundo más conmigo! Abrazarte, escucharte, afianzarte a mí, y no volver a cometer el error de haberte dejado ir. Mi alma no se contenta con haberte perdido, pero más allá de eso, todavía tengo la certeza de que vives en mis ojos, en mi alma, y sonrío sabiendo que ahí nunca morirás, que de ahí nadie nos va a separar. Hoy sueño con llevarte hacia un camino lleno de luz, donde sólo contigo y yo podamos estar, lejos de la vida, lejos de la muerte, mirándonos, y sintiéndonos tan unidos, sonriendo, y que ese momento dure para siempre.


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